viernes, 27 de agosto de 2010

El problema de los géneros discursivos

Bajtín, M. (2002) El problema de los géneros discursivos, en Estética de la creación verbal. Bs Aires: Siglo veintiuno editores.

Plantea Bajtín ciertas nociones bastante útiles tanto para el estudio de la cultura escrita como para la cultura oral, y es que el pensador ruso aborda el tema de la lengua desde una perpectiva bastante amplia pero perspicaz. De todos los conceptos que propone y define Bajtín nos centraremos principalmente en la crítica al concepto de oración y palabra y la noción de enunciado, para relacionarlo luego con las transcripciones propuestas por Blanche-Benveniste. A pesar de esto los conceptos de género discursivo, esfera discursiva y esfera de la actividad humana pueden servir en conexiones posteriores.

El Enunciado: Se entiende como la unidad de la comunicación discursiva, la cual no es más que una larga cadena de enunciados entrelazados. Los límites de cada enunciado se encuentran en el cambio de hablantes: "Las fronteras de cada enunciado (...) están determinadas por el cambio de los sujetos discursivos, es decir, por la alteración de los hablantes"(Bajtín, 2002, p.8). Esto vale tanto para una conversación como para la reacción que espera provocar el autor de un texto en el lector. Además, el enunciado tiene un contacto directo con la realidad, o sea incluye dentro de sí al contexto inmediato y al pasado, y a ideologías anteriores propias o ajenas y como se mencionó anteriormente, todo el conetxto extra-verbal. El enunciado posee además una plenitud de sentido y determina una respuesta directa en el otro hablante.

La oración y la palabra: La oración y la palabra en cambio, jamás ven sus límites determinados por el cambio de sujetos discursivos, y si así fuera, estaríamos en presencia de un enunciado en su totalidad, talvés compuesto por una sola oración, pero que le entregaría una nueva dimensión al tratarse de un enunciado. La oración por lo tanto, es una idea terminada a medias y se relaciona con otras oraciones o ideas del mismo hablante enmarcándose dentro del enunciado: "la oración no se relaciona inmediatamente y por sí misma con el contexto de la realidad extraverbal (situación, ambiente, prehistoria) y con los enunciados de otros ambientes, sino que se vincula a ellos a través de todo el contexto verbal que la rodea, es decir, a través del enunciado en su totalidad" (p.9) Por lo tanto la oración se enfrentaría a la realidad solo cuando toma parte o constituye un enunciado en sí misma. Lo mismo puede aplicarse a la palabra, esta forma una función real dentro del lenguaje solo cuando forma parte de un enunciado completo, o cuando un enunciado está compuesto únicamente por una palabra.

Entendiendo el concepto de enunciado que propone Bajtín, y su relación con la oración, se puede aventurar que los análisis de Blanche-Benveniste sobre oralidad (llevados a oraciones en forma de poemas) muestran en cierto modo que el hablante puede "jugar" con las oraciones, superponiéndolas, contradiciéndose, negándose, arrepintiéndose etc. gracias a que todo esto se enmarca dentro de un enunciado, lo cual le entrega un sentido a oraciones que traducidas al papel podrían no tenerlo, las particularidades internas del enunciado funcionan como un "pegamento" al interior de oraciones e incluso de palabras inconclusas, otorgándoles sentido dentro del acto de comunicación. Por lo tanto, el análisis de la oralidad mediante la escritura debe sustentarse en el concepto de enunciado propuesto por Bajtín, de otro modo las abstracciones pueden llevar a continuos errores.




"Algunas características de la oralidad"

Blanche-Benveniste, Claire. (1998). Algunas características de la oralidad, en Estudios lingüísticos sobre la relación entre oralidad y escritura, Ed. Gedisa: Barcelona.

Blanche-Benveniste propone en este primer capítulo algunas características básicas de la oralidad. Estas ideas pretenden echar por tierra ciertos prejuicios sobre la oralidad (en un esfuerzo parecido al de Olson) y explica: "nuestra representación de la lengua hablada está llena de prejuicios; vista más de cerca, una parte de estos prejuicios se disipa" (Blanche-Benveniste, 1998, p.21). Se presentan aquí los principales prejuicios que enumera:

--> La "oración" es una unidad fundamental de la oralidad
--> Ley del menor esfuerzo
--> Ley de expresividad

Las últimas dos leyes no tienen base alguna en la realidad según la autora: "Si se mira más de cerca, ninguna ley de esta clase, fundada en una psicología rudimentaria, tiene el menor grado de realidad" (Blanche-Benveniste, 1998, p.22).

Por otra parte, destacamos la idea de que la oración no es la unidad fundamental de la oración. Esto lleva a la clásica gramática un paso más lejos, ya que esta basa sus análisis en muchas oraciones construídas de forma artificial, que probablemente nunca sean dichas de igual forma en la realidad y que excluyen una serie de elementos (recordando nuevamente a Olson: el alfabeto no es la transcripción exacta del habla).

La proposición de Blanche-Benveniste se basa en "disponer la producción oral alineando los fragmentos, y obteniendo de esta forma un aspecto de poema" (Blanche-Benveniste. 1998, p.23), para ilustrar como ciertos enunciados se sobreponen a otros en un discurso oral:

y ahora ha
            ha escrito sobre una revista
            ha dicho
            ha escrito algo
                    un discurso ahí (Blanche-Benveniste, 1998, p.23)

A pesar del innovador y original recurso teórico empleado por la autora, esta nueva forma de transcribir el discurso oral deja nuevas dudas que plantear: ¿Qué leyes definen la gramática oral? ¿Qué me permite sobreponer un enunciado a otro? ¿Existe realmente una gramática de la oralidad? ¿Qué hace que discrusos que en el papel parecen tan confusos no lo sean en la oralidad? ¿Qué repercuciones podría tener esto para la cultura escrita, sabiendo que existen géneros más cercanos a la oralidad, aún siendo escritos?. Una de las posibles respuestas podría encontrarse en la noción de enunciado propuesta por Bajtín.

jueves, 26 de agosto de 2010

La escritura de la organización social y la situación alfabetizada de la cognición: Extendiendo las implicaciones sociales de la escritura de Jack Goody

Bazerman, Charles. (2008) La escritura de la organización social y la situación alfabetizada de la cognición: Extendiendo las implicaciones sociales de la escritura de Jack Goody. Publicado por Revista Signos 355-380 2008, 41(68)

“La pregunta que quisiera formular sobre el origen, sin embargo, no es de naturaleza
histórica, sino sistemática; una y otra me parecen tan legítimas como necesarias. No se
trata de: ¿qué es lo que ha precedido antaño a los géneros? Sino: ¿qué es lo que
determina siempre el nacimiento de un género? Más exactamente: ¿existen, en el
lenguaje (pues se trata aquí de los géneros del discurso), formas que, aunque anuncien
los géneros, no lo sean todavía? Y en el caso de que sí, ¿cómo se produce el paso de las
unas a los otros? Pero, para intentar responder a estas preguntas, hay que preguntarse
primero: ¿qué es, en el fondo, un género?” (Todorov, 4)

Todorov analizaba en su texto los géneros literarios (a pesar de comprender que se trataba también de géneros del discurso) y concluía –a grandes rasgos- que de cualquier práctica discursiva podía eventualmente nacer un género. Bazerman en este texto explica como la escritura generó ciertos géneros del discurso que con el tiempo fueron haciéndose más complejos, derivando en procesos cognitivos y sociales altamente especializados y además enfatiza la importancia del género explicando que: “El lector y el escritor necesitan del género para crear un lugar de comunicación legible a partir de la forma y del contenido del texto” (Bazerman, 2008, p.363) y que “Estas fragilidades de la comunicación escrita ponen una carga aún más pesada sobre los géneros para definir la situación y alinear a los participantes hacia roles congruentes de manera que puedan alcanzar algún grado de sentido coordinado” (Bazerman, 2008, p.364)
Bazerman cita (entre otros ejemplos) el proceso que llevó al género de la carta a convertirse en el artículo de divulgación científica. En un principio las correspondencias entre diferentes científicos, y su posterior divulgación llevó a dejar de lado las formalidades de la carta para pasar a un texto pensado para su publicación. Los géneros discursivos (en este caso los escritos) se transforman con el correr del tiempo, especificándose, haciéndose más útiles para su respectiva esfera discursiva, lo que entregaría nuevas herramientas cognitivas a sus usuarios.
La escritura y la lectura entregarían entonces, una importantísima tecnología que le permitiría al ser humano realizar prácticas sociales de alto beneficio. Pero para intentar sobreponerse a las trabas que tiene la alfabetización y el uso de esta (toda tecnología presenta sus propios obstáculos) es necesario utilizarla mediante los géneros, los cuales enmarcan la literacidad dentro de prácticas sociales específicas. Los análisis sobre la cohesión y la coherencia de cualquier texto escrito debe enmarcarse entonces dentro de su género específico, comprendemos con Bazerman que si las cartas que se transformaron en artículos científicos no hubiesen estado enmarcadas dentro de su género o esfera discursiva particular, su comprensión no hubiese sido posible. Entonces, necesariamente la comprensión de cualquier enunciado debe hacerse mediante el conocimiento de la esfera discursiva que le corresponde.

Referencias.
Todorov, Tzvetan. El origen de los géneros. En http://www.upf.edu/materials/fhuma/oller/generes/tema1/lectures/todorov.pdf

Una teoría social de la literacidad: prácticas y situaciones

Barton, David y Hamilton, Mary (2000) Literacy Practices, en Situated Literacies, Reading and writing in context. New York, Routledge.

“Una teoría social de la literacidad: prácticas y situaciones”

En este texto se aborda un objeto de estudio (la literacidad) desde un enfoque particular (y bastante acertado): Qué las definiciones y concepciones sobre la literacidad deben desprenderse de su componente de individualidad para comenzar a entenderse como una práctica inserta en un contexto social: “it is important to shift from a conception of literacy located in individuals to examine ways in wich people in groups utilice literacy”(Barton y Hamilton, p.13)
Esta nueva forma de entender el objeto de estudio implica ciertas características de las prácticas de literacidad que los autores enumeran en seis ptos:
1.- Literacy is best understood as a set of social practices; these can be inferred from events wich are mediated by written texts: Se resume aquí la idea general del texto: literacidad entendida como prácticas sociales, desprendidas de eventos específicos, que son mediadas por textos.
2. - There are different literacies associated with different domains of life
3.- Literacy practices are patterned by social institutions and power relationships, and some literacies are more dominant, visible and influential than others: En este punto y el anterior, se proponen diferentes tipos de literacidades adscritas a diferentes esferas de la vida social como por ejemplo una literacidad del trabajo, y que además están dominadas y amparadas por diferentes instituciones como la educación o la iglesia.
4.- Literacy practices are purposeful and embedded in broader social goals and cultural practices: Las prácticas de literacidad tienen un fin, una meta social, un uso.
5.- Literacy is historically situated: La literacidad se encuentra siempre enmarcada dentro de un contexto histórico, que para explicar la existencia de una determinada práctica de literacidad debe remitirse al pasado para explicarla.
6.- Literacy practices change and new ones are frequently acquired through processes of informal learning and sense making: Las prácticas de literacidad cambian con el tiempo, al igual que cualquier práctica cultural o tecnológica.

Las ideas de estos autores dan un excelente punto de partida para el estudio de la literacidad, ya que la enmarcan y la explican como un fenómeno social y situado. Incluso prácticas de literacidad que pueden parecer en extremo individuales, como la creación poética, pueden enmarcarse dentro de la teoría antes mencionada, lo cual entrega toda una nueva gama de posibilidades para estudiar la literatura. La noción de género entonces toma relevancia: Todas las prácticas de literacidad están enmarcadas por un género específico. Por lo tanto cualquier estudio que comprenda dentro de qué género se situa cada práctica literaria estará un paso adelante.

Desmitologización de la cultura escrita

Olson, David (1994), Desmitologización de la cultura escrita. En El mundo sobre el papel. Barcelona: Ed. Gedisa

“Muchas, según se cuenta, son las observaciones que, a favor o en contra de cada arte, hizo Thamus a Theuth,(…). Pero, cuando llegaron a lo de las letras, dijo Theuth: «Este conocimiento, oh rey, hará más sabios a los egipcios y más memoriosos, pues se ha inventado como un fármaco de la memoria y de la sabiduría.» Pero él le dijo: «¡Oh artificiosísimo Theuth! A unos les es dado crear arte, a otros juzgar qué de daño o provecho aporta para los que pretenden hacer uso de él. Y ahora tú, precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas, les atribuyes poderes contrarios a los que tienen. Porque es olvido lo que producirán en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos. No es, pues, un fármaco de la memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio. Apariencia de sabiduría es lo que proporcionas a tus alumnos, que no verdad. Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas, parecerá que tienen muchos conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría de los casos, totalmente ignorantes, y difíciles, además, de tratar porque han acabado por convertirse en sabios aparentes en lugar de sabios de verdad.»” (Fedro, 36 )

David Olson, en el primer capítulo de su libro “El mundo sobre el papel” nos presenta un ejercicio bastante útil y revelador: barrer con ciertos mitos que han rodeado a la cultura escrita durante la mayor parte de la historia de occidente. En pocas palabras, estos mitos generan la errada sensación de que la escritura se encuentra por sobre la oralidad. Si se citó anteriormente el texto de Platón, fue para mostrar como en los comienzos de la cultura occidental se tenía cierta aprehensión en torno a la cultura escrita, tachándola Sócrates de “fármaco”. Olson retoma en cierta forma el pensamiento de Platón para desmitologizar la cultura escrita y poner cada cosa en su lugar.
Los mitos o creencias que propone Olson son seis: La escritura es la transcripción del habla; Superioridad de la escritura respecto del habla; Superioridad del alfabeto; Escritura como órgano de progreso social; Escritura como instrumento de desarrollo cultural y científico y por último, Cultura escrita como instrumento de desarrollo cognitivo.
Luego estos seis puntos son rebatidos de manera precisa por el autor:
1.- La escritura es la transcripción del habla. “Los sistemas de escritura sólo captan ciertas propiedades de lo que se dice”(Olson 1994, p.28) Probablemente el mito que cae con mayor facilidad. Los elementos paraverbales del lenguaje, como la entonación, los elementos kinésicos, como el movimiento de las manos, las miradas, los gestos etc.
2.- Superioridad de la escritura respecto del habla. ¿Existiría la oralidad sin la escritura? Por supuesto que sí. De hecho son muchas las sociedades que viven aún sin cultura escrita, pero ¿Existiría la escritura sin la oralidad? Imposible. “En la actualidad, se acepta que la propia lengua oral es la posesión y herramienta fundamental del intelecto; la escritura, aunque importante, siempre es secundaria”(p.28)
3.- Superioridad del alfabeto. El alfabeto que nosotros utilizamos los creemos superior a los sistemas silábicos y logográficos orientales, puesto que lo consideramos una representación más fiel del sonido, pero en torno a lenguas tonales como el Chino, el sistema logográfico supera con creces la utilidad del alfabeto, precisamente por su capacidad de transmitir tonalidad, a diferencia de los alfabetos para lenguas entonativas.
4.- Escritura como órgano de progreso social. Olson argumenta este punto mostrando como la escritura no fue precisamente el pilar fundamental de la democracia, sino que mediante ella también se llegó a gobiernos autoritarios y tiránicos. En conclusión nos parece que la escritura no entrega progreso social, más bien entrega poder a quien la detenta, por ejemplo en el caso de quienes redactan las constituciones.
5.- Escritura como instrumento de desarrollo cultural y científico. En este punto Olson nos recuerda como el pilar fundamental del auge cultural de Grecia recaía en los principios orales más que en los escritos.
6.- Cultura escrita como instrumento de desarrollo cognitivo. Olson nos explica que la habilidad de leer no depende solo de la decodificación, sino también del conocimiento que se tenga sobre el contenido del texto “La habilidad de leer depende no sólo del reconocimiento de las letras y las palabras, sino de la adición al conocimiento general de los acontecimientos referidos en el texto” (p.33), por lo tanto además de poseer la tecnología de la lectura y la escritura, es necesario un conocimiento de mundo. Pero en torno a este punto es donde la importancia de la cultura escrita necesita ser repensada. Durante mucho tiempo pareció ser que la lectura era la única entrada al conocimiento. Para aprender historia necesitábamos primero aprender a leer. Dejamos atrás casi cualquier característica de tradición oral que pudiésemos tener heredada de nuestros antepasados, y es que la escritura como tecnología sin duda presenta ventajas comparativas bastante importantes respecto de otros modos de entrar al conocimiento. Pero la tecnología avanza, y si hace 10 años creíamos imposible el acceso de gran parte de la sociedad a sistemas de video, hoy en día vemos como el internet y en específico youtube plantean la posibilidad de que la escritura no sea la única entrada al conocimiento: “Las grandes cantidades de tiempo que algunos niños emplean en ejercicios de lectura correctiva podrían dedicarse con mayor provecho a la adquisición de información científica y filosófica” (Olson, 1994 p33) ¿No será hora de aprovechar esta tecnología, sin dejar de lado la escritura, para volver en cierto modo a una enseñanza basada en la tradición oral e incluso visual? ¿No será tiempo entonces de aprovechar también nuevas tecnologías que nos otorga la ciencia y sumarlas a la cultura escrita?
Por último, cabe destacar que el autor no pretende que nos olvidemos todos de leer y escribir, más bien intenta poner la balanza en justa medida, para que no olvidemos que nuestra cultura occidental no solo depende de lo que hizo la escritura a través de la historia, sino también el fuerte impulso que la oralidad dio a nuestras civilizaciones.

Referencias.

Platón. Fedro (Diálogos) en
http://www.docentes.unal.edu.co/gamelendeza/docs/Socrates/Dialogos/Castellano/Fedro.pdf